martes, 17 de diciembre de 2013

Las Nubes

                Uno de los rituales de los días de verano, era sentarme en el pequeño jardín trasero. Mi papá estaba sentado es su silla replegable, con el termo y su mate. Eran horas y horas con el ritual amigable de pasar el brebaje, dónde además el factor importante era que él compartía sus ideas y sabiduría conmigo.
Esa tarde la recuerdo bien porque fue especial. Yo tenía seis años de edad, me senté al lado de su inmensa figura, lo miré y él me sonrío

-Mati, pregúntame hijo mío.

-Papá, amo el Sol.

La ternura invadió su rostro para enmarcar su respuesta.

-Hijo, el Sol es la vida, es la luz, es el amor. Muchas y loables comparaciones tiene el Sol. Personalmente yo creo que justamente el Sol simboliza la felicidad. Vos pensá que la vida es un camino de aprendizaje. Dónde cada aprendiz en algún momento tendrá la posibilidad de elegir cómo van a influenciar en uno las diferentes situaciones que se van a ir presentando. Uno puede tener la mirada en que día a día el Sol va a estar ahí, simbolizando la posibilidad de ser feliz, aceptando que eso está ahí.

-Igual Papá así cómo amo el Sol, odio las nubes que no me permiten verlo.

Nuevamente dirigió su mirada llena de amor hacia mí y continúo con su enseñanza.
-Hijo mío, toda nube es necesaria en la vida. Porque la realidad es que ninguna vida va a estar iluminada completamente en todo momento al menos que sepamos caminar con la mirada puesta en que todos los días sale el sol.

Existen tres caminos: Vivir en la oscuridad de la nube te va a ser sentir que no existe mañana, que la realidad que uno está viviendo es imposible de sobrepasar, sentir una angustia y un dolor inmenso que no logra reflejarse en una actitud superadora hacia la situación sino que se transforma en un límite que aleja la felicidad. Es una actitud respetable hijo porque todas las personas son distintas y es importante en la vida alejarse de ese lugar de director y crítico humano porque al desconocer el contexto es complicado saber qué y cómo siente la persona lo que está viviendo.

La curiosidad se me despertó con toda mi inocencia de ese momento agregue
-Si la nube tapa lo que veo probablemente ya no lo vea más.

- Claro hijo esa es la segunda opción, porque la nube puede tapar el sol, y simplemente podemos elegir caminar y obviar la nube. Olvidar esa felicidad que genera el Sol y  continuar. Probablemente la nube en algún momento se mueva y el Sol también entonces esa felicidad se posará en otro lado.
Esto tampoco esta mal, si uno piensa probablemente nada está bien o mal de manera absoluta pero podes saber que esa nube desapareció y que volverás a ser feliz, aunque existe esa incertidumbre de haber perdido tu Sol anterior, de haber olvidado algo hermoso que te daba alegrías, compañía y posibilidad de aprender y crecer, probablemente la vida te muestre otro camino igual de satisfactorio.

-Entonces Papá, ¿Cuál es el tercer camino?

- Aprender a amar la nube. Saber que la nube es una parte de la vida, y que implica una posibilidad de aprendizaje necesaria. Aprender que la nube sirve porque te ayuda a observar y encontrar el principio de las cosas, porque te ayuda a valorar realmente el valor de la felicidad y de las distintas opciones y realidades que la vida te regala momento a momento, por eso mientras abrazas la nube hijo, entiendes que puedes crecer en cada instante de tu vida, sabiendo que el Sol está ahí y que el motivo de tu alegría no se esfuma sino que se transforma, que crece, porque esa nube que surco el horizonte, no destruye, no borra sino que genera una oportunidad.
Probablemente hijo cuando vuelvas a ver el sol, serás alguien distinto.

-Entonces es fácil Papa elegir

-La realidad es que durante la vida vas a caminar en todos estos estados, aprende a intentar no exigirte en cada uno sino simplemente comprender que las cosas pasan por algo. Son necesarias para prepararte para lo siguiente. Recuerda hijo que lo único que no se puede arreglar es la muerte, el resto depende de vos, de otro, de alguien, entonces aprende que una nube nunca es mala sólo te muestra algo diferente a lo que uno normalmente venía logrando, te saca de la rutina y te aleja de lo habitual para darte una nueva opción. Puedes elegir nuevamente el Sol, como si nada hubiese pasado, puedes crecer, puedes volver al Sol todas opciones viables, con un costo y una ganancia sólo hijo te digo que disfrutes momento a momento y no temas elegir.


Acto seguido me dio un fuerte abrazo, creo que le caía alguna lágrima, yo lo abrace y me fui a jugar lo habitual en un nene de seis años.