jueves, 22 de mayo de 2014

Se es Feliz



La vida en su sabiduría los había acercado mágicamente.

El cómo no fue el mejor. El tiempo a destiempo. La sonrisa cautivó el encuentro al momento de abrir los ojos. Allí estaban rodeados de personas desconocidas que sonreían entre sí. Ninguno entendía el porque ni tampoco que desde ese momento iban a cambiar sus vidas.

Él nunca supo cuán hondo había entrado esa sonrisa en lo profundo de su ser. Hizo su vida, tuvo sus romances. Vivió caminando, conoció muchos parajes y muchas historias de vida. Entendió que en lo más profundo de su vida había encontrado el amor. Pero también supo que tenía necesidad de encontrar alguien que lo acompañara. Conoció a Dios. Miraba a los niños y soñaba con su familia, miraba a los Padres y sonreía. Vio muchas clases de amor. Entre parejas, entre comunidades, amor filial de hijos, de hermanos.

Rezaba y pedía. Vivía y disfrutaba. Su vida era completa aunque quería compartirlo y tener una persona que lo amara y lo acompañar.

Que esperara su mensaje, que compartiera sus temores. Que limpiara sus lágrimas y besara sus sonrisas. Una búsqueda simple y en algunos momentos infantil. Niños sabios que no se complican y entienden que es fácil vivir.

Ella era distinta, ingenua y a su vez sabia. Sus facetas se abrían cómo una flor en primavera. Luego de aquel encuentro. Siguió por momentos siendo un torbellino de alegría. Madurando y creciendo. Creo una fortaleza inalcanzable para todos. Se rodeó de amor, de compañeros y compañeras. Que le brindaban cariño y amistad. También jugó al amor. Aunque en lo profundo de su corazón no tenía la capacidad para jugar ese juego. Dentro de su mundo vivía la perfección, conocía a Dios. y era feliz con él. En algún punto de su cabeza encontró el equilibrio justo para no añorar lo que le faltaba. Amar y ceder su corazón.

Siguieron fomentando su amistad, o una pantomima de la misma, porque en algún punto toda amistad y toda relación es mostrar una faceta de uno mismo y combinarla con la del otro. Pocas veces el conocimiento de la otra persona trasciende está superficialidad pero cuándo lo hace es tan valiosa como la joya más rara.

En las ironías de la vida que pese a ser sabia a veces da elementos para que los humanos compliquemos las cosas. Hacía que estos dos jóvenes no se encontraran. Buscaban el amor, pero no cabía la posibilidad que sea entre ellos. Las convenciones sociales la alejaban cada vez que lo pensaba. Él esperaba una señal invisible cuándo en sus pensamientos aparecía su sonrisa.

Un querubín que volaba por ahí les grito -Abran los ojos

Pero el oído humano no decodificó la simpleza de la orden, y cada uno siguió buscando en el lugar indebido. Fueron Felices, no lograron vivir esa experiencia. Pero muchas otras completaron sus vidas.

Y a veces la moraleja deja ese gusto raro, que la vida no es cómo los cuentos, y que el amor entre un hombre y una mejor cuándo nace merece ser cuidado cuándo es sincero merece ser peleado y cuándo es real dura para siempre. Para eso es necesario querer amar y querer sentirse amado sin ningún tipo de restricciones estando sano y allí radica la falla de todo esto, uno se cree sano pero está atado a las enfermedades de hoy que no son mortales, son sútiles. Aunque todavía existen locos que se juegan por las cosas que parecen imposible y logran escribir historias...