lunes, 10 de junio de 2013

El Fútbol del revés (4)

Parte 4 de 5

Me levante esa mañana, temprano alrededor de las 8. Teníamos que juntarnos en el Club a las 11 para almorzar todos juntos e ir a la cancha. El partido comenzaba a las 18.30. Jugábamos en la cancha de  Mantenimiento Sociedad Anónima, dónde hacía de local nuestro rival.

Por una disposición de la justicia, sólo podrían asistir unas 2000 personas de nuestro equipo. Prendí la tele por reflejo. El aparato estaba en un canal de deporte. Enfoque la mirada y leí el título, el cuál me impacto mucho, Los jugadores del Santiago, luego de la visita de la barra, irá para atrás. Subí el volumen y escuche a un joven periodista que dijo:
-Luego de la visita de La Gloriosa, al vestuario de tránsito, desde dentro del club nos informaron, que los jugadores harán menos fuerzas frente a su rival, para perjudicar a los Verdes.

Apague el televisor enojado, pensaba que declaraciones como esas aumentaban la tensión de todos los implicados. Jugadores, rivales, hinchas, arbitro y jueces de línea.

Enojado, espere a las 10, cuándo me paso a buscar el Tanque Diamanti, nuestro goleador. Me subí al auto, lo mire a Diamanti, con una mirada de súplica.

Él entendió y me dijo
-Tranquilo flaco, pase lo que pase hoy vamos a dejar todo como siempre.

Llegamos al club, los jugadores que tenían auto, los dejaron en la playa, almorzamos a la hora.

Estábamos sentados en una gran mesa, comimos pastas. Luego subimos al micro.

El entrenador comenzó a hablar
-Muchachos, ya quedan pocos partidos en el torneo, hoy jugamos algo importante. El honor y la credibilidad de cada uno de nosotros. Yo no tengo duda de que ellos van a descender. Pero no porque nosotros juguemos para atrás. Sino porque luego de  casi de 3 años, han hecho todo lo posible y lo imposible para estar en esta situación. Nosotros vamos a jugar y dejar todo. Vamos a correr cada pelota como si fuera la última. Por nosotros, por nuestras familias y por el prestigio del club.

El micro estalló en aplausos. De a poco creció dentro de mí un sentimiento de tranquilidad. Caí en la cuenta que pensando en todo el contexto, no estaba disfrutando de esto que más amo que es jugar al fútbol. Una media sonrisa asomó en mi cama. El gringo Giubberti me miró y me dijo

-Flaco, hoy la rompes, desde acá en adelante empieza tu historia en este club.

Llegamos a la cancha de Mantenimiento.

Ya quedaban sólo 3 horas para el partido. Entramos al vestuario. La charla técnica fue concisa. Algunos conceptos sobre pelota parada, a mi me dijo el técnico que me iba a tocar marcar al enano Drimi

A decir verdad, yo veía mucho fútbol. Drimi era uno de esos jugadores que jugaba de wing, cerca de la banda, y que buscaba ganar en el uno contra uno. Su principal característica era su velocidad. Un lindo desafío.

Empece a cambiarme. Usaba la camiseta número 25, conjunto blanco, con rayas verticales verdes.

En el camino desde el vestuario al túnel para entrar al campo de juego, de aproximadamente 600 metros, sólo pensaba, en que hoy día en la cancha, en el rectángulo, sólo importaba lo que hiciéramos los jugadores. Los protagonistas eramos nosotros. Siempre pensé en el fútbol cómo espectáculo, no como pan y circo sino  más bien relacionado con una obra de teatro.Dónde reinara la civilidad pero bueno el mundo del fútbol estaba dado vuelta.

Entramos a la cancha, silbidos a montones para nosotros, nunca entendí porque los equipos no entraban juntos, por ley, así sólo existían aplausos. Nos tocó atacar hacia nuestra hinchada. Me ubiqué en el verde césped. Respire profundo. Me hice la señal de la cruz, mire a Dario mi compañero de zaga central y espere el sonido del silbato para el inicio del partido.




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