martes, 30 de julio de 2013

Sólo un momento (2)

Parte 2 de 3

A eso queda reducido todo el partido, a este momento dónde si Manu ataja ese penal nos coronamos campeones.

Cuándo comenzamos el segundo año decidimos realmente poner más energía a la liga, no nos veíamos demasiado alejado de los pibes, nuestros contemporáneo que habían salido campeones, es más en el partido que jugamos, el resultado fue muy parejo.

Uno de los jugadores del equipo de los pibes, era compañero nuestro, se llamaba Andrés y decidió jugar para nosotros, Manu todavía jugaba con sus compañeros de curso. No teníamos arquero fijo pero íbamos rotando de acuerdo a la necesidad. Si bien queríamos salir campeones, todavía teníamos en claro que era algo recreativo.

Ese año, jugamos muy bien, eran 10 partidos en la etapa clasificatoria. ganamos 6 empatamos 2 y perdimos 2. Salimos cuartos en el grupo y clasificamos a cuartos de final. 

El colegio secundario era hermoso, teníamos tiempo libre aunque estudiábamos bastante. Había un equilibrio muy interesante entre lo recreativo y lo curricular y teníamos siempre muchísima libertad para vivir. El colegio era nuestra segunda casa.

Yo me juntaba mucho con el Grandote, Pepe y el Cabezón, eramos la banda de los 4 de Naturales.

El grandote vivía a 2 cuadras de mi casa. Medía alrededor de 1,90 pese a estar en Ciencias Naturales, le gustaba mucho el arte. Siempre estaba de buen humor. Era apasionado del fútbol, de ese fútbol relacionado con el lirismo. Ese fútbol que vivió su máximo esplendor de la mano de César Luis Menotti. Gambeta, toque, desequilibrio individual, y mucha diversión. Es así que también era fanático de River y del Barcelona.

Pepe era el polideportivo del grupo si bien en el fútbol no era destacado, jugaba al ping pong, al basket y al voley. Era el que más orientado estaba hacia las Ciencias Naturales.

Por último, el Cabezón era el payaso del grupo, jugador de Rugby y muy aplicado en el estudio.

La quinta pata de esta mesa era Pedro, el iba a Ciencias Sociales, nos habíamos hecho muy amigos en el transcurso del colegio. Él jugaba en el equipo de los pibes. Era todo lo contrario al Grandote, siempre discutían de fútbol, sobretodo porque era de Boca. Las chicanas del Grandote iban siempre relacionadas a que según el fútbol de Pedro y sus amigos era de playstation. Pedrito jugaba futsal en un club y era muy bueno había jugado en la selección mendocina de su categoría. 

Teníamos una relación que iba más alla del colegio, nos juntabamos afuera del colegio, salíamos a bailar, pasábamos tarde jugando a la play, a la pelota. a las cartas y charlando. Al día de hoy 8 años después de que salimos del colegio todavía nos juntamos. Admito que muchas veces recuerdo con nostalgia esos años dónde toda la dificultad radicaba en juntar la plata para la gaseosa, ver que íbamos a hacer el fin de semana, y coordinar el estudio para llegar a la prueba de Historia o de Química.

En fin por quedar en la cuarta posición nos tocaba enfrentarnos al equipo que había salido primero de la otra zona, es decir justamente el equipo de los pibes.

Estaba todo diagramado para jugar 2 partidos, con diferencia de gol si había igualdad todo iba a definirse por penales.

El día anterior al partido de ida, estábamos en clase de educación física, cuándo sentí un ruido estrepitoso. Me acerque y lo vi a mi querido amigo con su metro noventa, en el suelo con una mueca de dolor. Horas después tenía un yeso en su brazo.

Al día siguiente disputamos el partido, yo me acerque al árbitro y a Pedro. Les comenté si Manu podía atajar para nosotros debido a la lesión de nuestro amigo. Debo comentar que mi idea era apelar a la humanidad de mi amigo, porque reconozco que reglamentariamente no debía jugar.

Pedro habló con sus compañeros y el arquero empezó atajando para nosotros.

El partido fue muy parejo, hay que decirlo; nosotros estábamos jugando como si no hubiese mañana, queríamos ganar como sea. Sin embargo ellos eran mejores,  Manu empezó a lucirse cómo nunca. Tapo tres remates de Daniel, uno de Pedro, dos del enano. No podíamos marcar, eran muy veloces. El palo nos ayudó dos veces y luego término el primer tiempo.

Nos metimos en el baño que solía hacer de vestuario. Nos miramos a los ojos, Andrés, Manu, Pepe, el Cabezón, Jorjón y yo. Jorjón recién llegaba, era uno de nuestros máximos valuartes jugaba bien pero estudiaba mucho, esa era la razón que la mitad de las veces no estaba en la cancha.

Pepe tomó la palabra y dijo:
-Peor de lo que la hemos pasado en este primer tiempo no va a suceder, hay que divertirse!

Empezó el segundo tiempo y otra vez el palo nos salvo. Sin embargo ya el domino no era predominante jugábamos de igual a igual y de a poco nos empezamos a animar. Yo armé una jugada contra la pared me salió el gran arquero de ellos, le pegue a la pared y Dani salvó en la línea. Andres cabeceó e hizo lucirse al uno.

El partido se terminaba. Pepe recibió en la mitad de cancha, cruzó la línea se perfiló para la derecha y sacó un remate que llevaba alma, vida y toda la tensión acumulada. La pelota sobrevoló la baldosa y se incrusto en el ángulo superior de Danilo 1 a 0 para nosotros. El árbitro decretó el final y nos quedabamos el primer chico. Una sensación de gloria invadía mi pecho, observaba a mis rivales y veía sed de revancha pero por una semana íba a poder gozar ese sentimiento.

La semana pasó volando, el grandote no pudo sacarse el yeso sin embargo consiguió la autorización del médico para jugar. Daniel prudentemente dijo que era un peligro para su equipo y para el mismo jugar con el yeso sin embargo el grandote pidió jugar. Manu también iba a jugar, era una cuestión de orgullo para los pibes, sabían que querían vencernos con todo lo que teníamos pese a que el arquero nuestro no estaba en la lista. Esta vez ellos intercedieron para que atajara.

Dos tiempos de 15 minutos para definir el pase a las semifinales.

Manu, Grandote, yo, Andrés y Jorjón en cancha frente a Danilo, Pedro, Daniel, Juanjo y el Enano.

Nos habíamos preparado para ganarle al campeón. Apenas comenzó el partido, mi hermano querido sacó un remate cruzado, la pelota rebotó en un jugador y en el rebote Andy puso el 1 a 0. No lo gritó por su pasado pibeísta aunque, el resto lo gritamos con alma y vida.

Dos goles de ventaja en el acumulado. Sim embargo Daniel y Pedro comenzaron a jugar a través de paredes que se hacían edificios. El empate llegó en una triángulación que le quedo a Pedro, que definió entre las piernas cuándo se acaba el primer tiempo 1 a 1 el partido.

El segundo tiempo fue mágico. No por el resultado sino por ver la velocidad y precisión con la que jugaban los chicos. Daniel me robó la pelota y sacó un derechazo violento para el 2 a 1.

Luego Juanjo pivoteó esperó a Dani que amague mediante dejó a Manu sentado y puso el 3 a 1.

Nos quedamos sin reacción. Nuevamente desde el arco Pedro y Dani fueron tocando e hicieron un golazo el 4 a 1. Faltando unos segundos el Cabezón logró el descuento para dejar el partido 4 a 2. Nos habían superado. Habíamos dejado todo y nos quedaba un año más para tener revancha.

Luego de ese partido los pibes ganaron con holgura su serie de semifinales.

La final la ganaron 7 a 6 todo el partido con ventaja aunque al final el resultado no reflejo la diferencia en el juego. La gran figura fue el enano que hizo 5 goles.

Otra vez los veía festejar y una sensación de envidia estaba en mi corazón, quería ser campeón. Queríamos ser campeones.

A todo esto se reducía este momento...

Si Manu atajaba el penal eramos campeones...

No hay comentarios:

Publicar un comentario